Diário Clarin 21-06-2010 - Argentina

Cuando tiene ganas, Brasil arranca y mata:
Otra prueba de superioridad del equipo de Dunga. Dominó a los africanos, tomó el control de la pelota y en cuanto acertó en los pases, liquidó. Luis Fabiano hizo un doblete (el segundo tras una doble mano) y Elano volvió a marcar. Dos goles que fueron golazos. De esos que los antiguos cronistas definían como “goles de otro partido” para tratar de decir que estaban fuera de contexto. Es paradójico, el contexto en el que juega este Brasil es ése: duerme, distrae, es paciente y, de pronto, acelera y define. Y liquida y se pone tres goles arriba que pudieron ser más, con el mismo argumento: duermen la pelota, lateralizan y ¡zás!, sacan el revólver y se llevan la billetera.

Tienen tanta calidad que hasta el gol trucho de Luis Fabiano, el segundo, tiene una doble mano previa que el árbitro francés Lannoy no vio. En el primero, cuando Robinho flotaba sin pesar, cuando Kaká equivocaba todos los pases y Luis Fabiano no la había tocado, el Robinho ausente apareció para dársela al 9, taco y toque a Kaká que la puso como por un tubo entre tres rivales. Luis Fabiano definió alto, arriba, fuerte. Golazo. Después, el del Sevilla, como un ladrón furtivo, fue asaltando a los marfileños con sombreros, brazos, pecho y zurdazo. Otro golazo, más allá de la “licencia” que se tomó el goleador reaparecido. Brasil se había puesto en marcha en el Mundial...

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