A un año del comienzo del Mundial de Sudáfrica, cuando ya están agotadas las entradas para verla en 2010, la Selección todavía tiene el camino sembrado con algunas piedras para llegar a su objetivo. A un año del Mundial, Argentina mirará por televisión la Copa Confederaciones que reúne a los campeones de los distintos continentes que arrancará esta semana.A un año del Mundial, Diego Maradona y sus muchachos pasaron por la mitad del mundo buscando el oxígeno que le podían dar tres puntos de oro frente a Ecuador, pero a pesar de que ensayaron una evidente mejoría y no merecían perder, volvieron a quedarse con las manos vacías.
Las sensaciones se chocan. Este 0-2 es mucho menos hiriente que aquel 1-6 en Bolivia. Deja varias lecturas positivas. Sin embargo, de cara a lo que viene, el panorama, que será muy distinto, continúa presentando múltiples dudas.
¿Ahora qué Maradona habrá? ¿Será el de ayer en la primera hora de partido? ¿Será ese técnico preciso para armar el equipo de arranque, que arriesga y acierta con el debut oficial en la Selección de un chico como Otamendi, en un escenario con montones de circunstancias adversas? ¿Será ese entrenador que elige el esquema táctico conveniente, achicando espacios con dos líneas de 4, controlando la pelota lo máximo posible y lastimando con dos rapiditos arriba?
¿O el Maradona que viene será el que siembra interrogantes en la última media hora de partido? ¿Será el DT de ese tramo final que demora los cambios? Porque la sensación, pasados los 15 minutos del segundo tiempo, era que a los mediocampistas argentinos se les había recortado el oxígeno. Se percibía que ya no podían interrumpir los ataques ecuatorianos como antes, afectados por el cansancio lógico y prematuro que invade a quienes dejan el llano para correr a 2.800 metros de altura. ¿No puso tarde a Verón, por ejemplo?
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