quinta-feira, junho 11

Diário Olé | 11 de Junho de 2009

Posted by kotonette 10:40, under | No comments

Pocas cosas son más excitantes, más alegres, que bailar, cantando, bajo la lluvia. Mejor aún, de noche. Ya otras veces Brasil había sentido la lluvia, pero entonces había sido la lluvia de sus lágrimas, el agua de su fútbol inverosímil, su fútbol que justamente hacía agua, llorón. Recife vio bailar, final y nuevamente, a Brasil. La verdad, sin embargo, sea dicha: el equipo de Dunga certificó con lo suficiente una victoria justa, un partido que ganó por saber esperar, pensar.

Justo cuando Argentina lo espera, caníbal, en el Monumental, Brasil derrocó a Paraguay (uno de los últimos 12 puntos) del liderazgo de las Eliminatorias. Y se pareció, encima, a Brasil.
Ambos actores leyeron el obvio libreto, lo dejaron arriba de una mesa y salieron a jugar. Salieron, autómatas, a hacer lo que todos esperaban que se hiciera: el visitante lo aguarda al local, siempre abroquelado, mientras que el local le busca los ladrillos flojos. Poca originalidad, seguro. Tanto a Brasil como a Paraguay les faltaba lo que agiganta a un actor: sentimiento, alma. Brasil iluminó la noche en un minuto con dos remates (Robinho y Kaká), pero era el fuego de una vela rápida, cortísima. Desde entonces hasta el 1-1 el local debió jugar el partido que quiso Paraguay: sin gambeta, sin desborde, con demasiados pases que añoraban ser finos, muy justos, pero morían siempre en las canilleras de Cáceres o Da Silva. Y Paraguay, ay Paraguay, qué sería de ti sin Cabañas. El 10 la aguantaba, molestaba, variaba un encuentro que sin él no hubiera sido el que fue en el primer tiempo. Dirá usted que los partidos tienen dos, claro, y eso fue lo que Brasil entendió. Paraguay jugó como Argentina: esperando, saliendo rápido y bien, hasta que llegó el segundo tiempo y con él, acaso, la realidad.

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